“Casablanca” la película por la que nadie daba un duro, celebra su aniversario convertida en leyenda.
“Casablanca” se estrenó en Nueva york el 26 de noviembre de 1942.
Ha cumplido 75 años, sin que nadie, por bien que pintaran las cosas, llegara a sospechar por un instante que aquella película se convirtiera en leyenda.
Es fácil encontrar un montón de razones por las que media humanidad ha aupado el filme de Michael Curtiz hasta la gloria pero, para empezar bastan las de Billy Wilder.
Hace años, cuando al autor de algunas de las mejores obras vistas jamás en una pantalla de cine le reclamaron una lista con las cintas más sobresalientes de la historia, el maestro afirmó que “Casablanca “estaba incluso, por encima de “Ciudadano Kane”.
La razón es simple, Hollywood solía filmar una película a la semana, cincuenta y dos al año.
Ninguna de las personas que intervinieron en este proyecto pensó que su historia iba a resonar después de tanto tiempo y mucho menos que sería la película que resumía toda una serie de películas.
Javier Olivares, el hombre que está detrás de los guiones de un buen número de las mejores series españolas, cree que “Casablanca” es la prueba irrefutable de eso que algunos llaman la magia del cine. De otro modo no se comprende como una película que sobrevive a todo tipo de accidentes se convierte en uno de los grandes mitos de la historia. La sucesión de despropósitos que rodearon al proyecto, empezaron porque ni el director ni los protagonistas fueron los que se pensaron en un principio y terminando con el enjambre de personas que fueron metiendo mano al guión, apuntan a que sólo un milagro pudo hacer que finalmente resultara un ejemplo de gran cine.
Todo lo que rodea “Casablanca” esa sucesión de incidentes, parece chiste. Incluso que el que hace de nazi fuera judío y homosexual y el francés, británico.
El gran atractivo de una película está en como acaba. Siempre creo que una película se juega su destino en los últimos cinco minutos de metraje y los de “Casablanca” son un gran hallazgo.
Otra suerte de intervención divina porque, según contaron los propios protagonistas, nadie supo hasta el último minuto cómo acabaría la historia de Rick, Ilsa y Víctor Laszlo.